Hola, gracias por venir a leer mi blog. Quiero compartir contigo mi historia desde cuando vine a vivir a los Estados Unidos con una discapacidad fisica y como Dios ha sido mi Fortaleza a travez de todo lo que he pasado. El ha sido fiel. Espero que las lecciones que he aprendido en mi camino te inspiren y ayuden a vivir “Dia tras Dia” en tu camino.

16 de agosto de 2010

Debilidad

 ¡Aqui estoy! No, no he abandonado a mis lectores. Despues de casi un mes de silencio debido a que mi computadora paso a mejor vida y se fue complicando la mia, aqui estoy otra vez. Continua la segunda parte de la historia.

En los días en que estuve en el hospital, me sentía muy vulnerable. Yo he tenido varias operaciones en mi vida causadas por mi discapacidad, pero esta vez algo era muy diferente. Esta vez no tenía a mi familia conmigo. Y así es como funciona, cuando estás enfermo tu ¡quieres a tu mami! Y eso quería yo y recuerdo que la siguiente noche después de la operación yo estaba hablando por teléfono con mi mami y mi hermana en Perú. También mi hermano y su esposa vinieron a visitarme al hospital esa noche. Por lo menos ellos vivían en el Estado de al lado así que era un poco más fácil verlos. Eso ayudó.
Después de una semana pude regresar a casa. Antes de dejar el hospital, la doctora residente intentó ponerme una transfusión de sangre para reemplazar un poco de toda la sangre que había perdido. ¡No se pudo! Mis venas simplemente rechazaron recibir ¡cualquier cosa! Cada vez que ponían una aguja adentro, mis venas parecían empujarlas hacia afuera… Finalmente, después de 2 o 3 veces yo dije que ya era suficiente y me fui a mi casa. Ya no he tenido ese tipo de problemas desde entonces.

Cuando salimos y estábamos en la vereda antes de entrar en el auto,  pude ver mi reflejo en una de las paredes de vidrio del hospital y me chocó ver mi cara blanca ¡como un papel! Se veía muy mal y me dio nervios; nunca me había visto a mi misma o a otra persona con ése color. Estaba muy anémica y los doctores me advirtieron que me iba a sentir muy débil y que necesitaba descansar y estar acostada lo más que pudiera. Como estaba sentada por mucho tiempo, la sangre no iba a tener fuerza suficiente para subir al cerebro mucho y yo me iba a sentir mareada.

Cuando llegamos a casa nos dimos cuenta de que yo iba a necesitar más cuidado del que pensamos.  No tenia energía, no podía cocinar o ni siquiera permanecer sentada en mi silla por largos períodos de tiempo. Vic tomó un par de días libres pero después tenía que regresar a trabajar, no le quedaban mas días de vacaciones y no teníamos a nadie que pudiera cuidarme durante el día. ¡Teníamos un problema! Gracias a Dios, mi hermana voluntariamente ofreció venir desde Perú para cuidarme por un par de semanas. Esa fue la provisión de Dios para mi necesidad en ese tiempo.

Yo me levantaba y me iba a sentar en el sillón de la sala porque no quería quedarme en cama. Me sentía bien por cortos períodos de tiempo, pero así como los doctores dijeron, de pronto me sentía muy mareada y débil y tenía que echarme inmediatamente para que la sangre suba a mi cerebro. Era una sensación muy extraña que nunca experimenté antes ni después de ese tiempo. No era agradable sentirme de esa manera. De hecho no podía hacer nada porque me sentía muy débil como para hacer algo. Así que era un poco aburrido. Pero por lo menos estuve con mi hermana durante el día y ella cocinaba para nosotros. Después Vic venía después del trabajo y compartíamos, eso era divertido.

Mi hermana y yo una vez tuvimos una anécdota graciosa que nos pasó. No teníamos mucha experiencia usando el horno de microondas en ese tiempo, y yo usaba el microondas bastante para cocinar. Un día yo quería que ella cocine un bistec que estaba en un contenedor de plástico en el microondas. Ya que yo normalmente usaba contenedores de plástico para calentar la comida que ya estaba cocida por un minuto (ya no lo hago), y el contenedor supuestamente era seguro para usar en el microondas, yo pensé que también se podía cocinar en él y ella no sabía así que siguió mis instrucciones. Ella puso la carne en el microondas y yo le dije que la deje cocinar por ¡15 minutos! Entonces la carne comenzó a oler muy bien, casi como carne a la parrilla y yo estaba contenta. Cuando el tiempo terminó, el contenedor de plástico estaba casi consumido porque se había derretido sobre la carne y la carne ¡estaba quemada! ¡Esa fue la carne que no comimos ése día! Pero ciertamente nos hizo reír y todavía me hace reír cada vez que me acuerdo y también aprendimos una buena lección!

Después de un par de semanas pasaron, mi hermana tuvo que volver a casa, pero yo ya estaba prácticamente recuperada. Por lo menos podía pasar más tiempo sentada y en mi silla. Me sentía un poco débil todavía pero ya podía hacer algunas cosas otra vez. Sólo estaba un poco tembleque emocionalmente y tengo que admitir que estaba un poco asustada de quedarme sola en el departamento pensando qué haría si me sentía mareada otra vez. Pero gracias a Dios no sucedió. Sólo tenía que adaptarme a la vida usual nuevamente. Después de una semana de que ella se fue, yo volví a todo lo normal.

Sólo una cosa me queda por decir, no hay nada como tener a tu familia cerca de ti en tiempos de necesidad. Yo soy bendecida mas allá de lo que uno se pueda imaginar con la familia que tengo. Ellos siempre están allí disponibles para mí no importa lo que sea ó donde sea… Gracias hermanita!

19 de julio de 2010

¡Emergencia!

Cuando todavía estaba en Lima, solía tener algunos problemas de índole femenino. De vez en cuando tenía hemorragias y una vez mi doctor tuvo que operarme para poder ayudarme. El nunca encontró la razón real de estos sucesos y mayormente atribuyó el problema al estrés causando un desequilibrio hormonal. Después de cuatro meses de estar en Nueva York,  justo cuando estaba empezando un trabajo de recepcionista de medio tiempo, tuve una hemorragia terrible que duro de ¡3 o 4 horas! Yo estaba sola en el departamento y Vic estaba en la oficina. Recuerdo que había tomado más de una taza de té de orégano, yo solía tomarlo en Lima para dolores abdominales, pero no me di cuenta en ese momento que esos tés estaban empeorando la situación porque ellos causan que más sangre sea liberada para aliviar los dolores abdominales. Yo llamé a Vic a la oficina y le dije lo que pasaba y él me dijo que debería llamar a la enfermera de nuestra compañía de seguros ya que ellos tenían una enfermera que proveía consejos médicos por teléfono, y que lo llamara de nuevo para saber si era necesario que saliera de la oficina inmediatamente para venir a ayudarme. Llame a la enfermera, para entonces ya estaba casi desmayada. Después de que le expliqué todo, ella me dijo que lo mejor seria que llame a 911 para que ellos me lleven a Emergencia en el hospital.

Así que llame al 911 y ellos enviaron a los paramédicos ¡en 4 minutos! Llamé a Vic y todos se encontraron en mi puerta. Cuando estaba esperando por los paramédicos, decidí abrir el seguro de la puerta en caso de que me desmayara antes de que ellos llegaran, ya me sentía muy mareada y pensé que eso podía suceder. Los primeros en llegar fueron los policías, tocaron la puerta y yo sólo grité desde adentro para que entraran. Así lo hicieron y después de unos minutos de hacerme preguntas me pusieron una máscara de oxigeno, entonces los paramédicos llegaron y Vic detrás de ellos. El oxígeno evitó que me desmayara, ellos tomaron mis signos vitales mientras seguían haciendo preguntas y después me pusieron en una camilla.  Lo gracioso fue que le hicieron a Vic una pregunta relacionada al seguro medico que teníamos y necesitaban la tarjeta de identificación del seguro y en ese momento Vic ni siquiera sabía dónde estaba, supongo que los nervios no lo dejaban pensar, así que yo era la que tenía la máscara de oxígeno y todo y yo tenía que decirle a Vic donde estaba le tarjeta de identificación y la información necesaria. Eso nos hizo reír a todos en ese momento. Entonces me llevaron a la ambulancia. La policía y los paramédicos fueron muy buenos conmigo, me hicieron reír y me ayudaron a mantener la calma a través de todo el asunto. Fuimos al Hospital de Valhalla a Emergencia. Eran como las 4:00 p.m. El doctor en turno era una Ginecóloga en residencia y ella no sabía que estaba causando este problema y estaba preocupada por la pérdida de sangre. Ella llamó al doctor encargado de Ginecología a su casa. Estuve allí horas esperando al especialista que llegara a verme. Ellos dijeron que había perdido cantidad de sangre y continuaba perdiéndola sólo no tan abundantemente. Ellos no me podían dar ninguna medicina para detener esto porque no sabían qué lo estaba causando. El especialista finalmente llegó y tomaron una ecografía. Parece que era bien difícil ver cualquier cosa en la imagen de la  ecografía, la residente no podía ver nada, el especialista si pudo. Fue como un milagro. El especialista vio un pólipo que era lo que estaba causando la pérdida de sangre. El dijo que tenía que operarme de emergencia para sacarlo y que dependiendo de lo que encontrara probablemente tendría que sacar todos los órganos femeninos. Me pidió que firme un formulario dándole permiso de hacerlo si se daba el caso, yo lo firmé.

Eran como las 9:30 p.m. y ellos programaron la operación para las 11:00 p.m. dada la urgencia de mi caso. Otros casos tomaron precedencia así que oficialmente no entré a mi operación hasta un poco después de la medianoche. Mientras esperábamos en el pasillo, Vic y yo oramos juntos acerca de la operación y la posibilidad de que tuvieran que sacar mis órganos reproductivos. No era el tener hijos lo que nos preocupaba ya que habíamos decidido no tenerlos aun desde antes de casarnos. Pero ninguno de los dos queríamos que yo perdiera ningún órgano. Sabemos que cada órgano tiene una función y los órganos trabajan bien unos con otros así que siempre es mejor mantenerlos todos juntos si es posible. Oramos entregándole el control a Dios, pidiéndole que si era lo mejor para mí que conservara mis órganos que El no permitiera que me los sacaran y si era lo contrario, que El permitiera que suceda. De una ú otra manera, oramos para que El le diera Su sabiduría al doctor para que tome la mejor decisión para mí. El tiempo llegó, yo entré y Vic se quedó en la sala de espera el solo hasta las 3:30 a.m. cuando le vinieron a decir que yo estaba bien, que estaba en la sala de recuperación y que luego me llevarían arriba a un cuarto y que él debía irse a la casa a descansar.

No le permitieron quedarse a esperarme en el cuarto al que me estarían llevando, lo cual fue causa de desilusión y estrés para mí cuando desperté mientras me transportaban al cuarto y el no estaba allí. No era su culpa, solo regulaciones del hospital pero en todas las cirugías que he tenido, siempre tuve alguien de mi familia esperándome cuando despertaba. Fue ese momento que sentí que estaba triste y algo asustada. Después me dormí.

Estuve en el hospital una semana, Vic tenía que trabajar pero venia a almorzar conmigo todos los días y después del trabajo también. Todo estaba bien. Ellos no sacaron nada excepto el pólipo que encontraron. Yo estaba muy débil por toda la sangre que había perdido y anémica. Aparte de esto, estaba bien. Solo necesitaba aumentar mi cantidad de glóbulos en la sangre así que me daban pastillas de hierro.

Mi historia de recuperación continúa la próxima vez…

29 de junio de 2010

Sin Poder

El área de Nueva York en la que vivíamos no era “The Big Apple” (como le dicen a la ciudad de Nueva York), era un pueblo llamado Thornwood o “bosque de espinas” no muy lejos de Manhattan. Muchos árboles, no habían veredas en las calles pequeñas solo en las calles principales, las distancias eran largas, parecía el campo. El único recuerdo con el que lo pude comparar era el área de Las Casuarinas o Chosica en Lima, solo más contemporáneo, pero la idea era la misma. También habían algunas áreas donde habían centros comerciales abiertos en donde había un banco, el supermercado, la lavandería, la lavandería automática, restaurantes y por supuesto una farmacia y algunas tiendas.
Lo más típico en Nueva York y a lo largo del Noreste es el “Diner”. Estos son restaurantes para la familia donde las personas que viven en el vecindario van no sólo en ocasiones especiales sino casi cada dos días, para tomar la sopa del día o cualquier cosa que esté en el menú que les guste y es casi como una comida hecha en casa para cuando no quieran cocinar. Son muy económicos y la comida es ¡realmente buena! Nosotros teníamos uno en nuestro pueblo y nos convertimos en asistentes regulares también. Es la clase de lugar en donde haces amistad con la mesera. Nosotros conocimos a una señora muy linda, mayor que nosotros, ella era muy diligente y rápida en su servicio y también muy amigable, te hacía sentir como si estuvieras en casa. Ella había trabajado allí por muchos años y había tenido dos ataques al corazón, pero ella continuaba trabajando tan amorosamente como podía. La extrañamos.

Una tarde, yo estaba de compras en el supermercado a un par de cuadras de distancia y había elevado mi asiento para alcanzar algo en la tienda. Cuando salí de la tienda y estaba en la vereda, comencé a bajar mi asiento a su posición normal y de repente ¡la silla dejo de moverse! Al principio, no sabía que estaba sucediendo, después me di cuenta de que un artículo que estaba en la bolsa que tenía colgada del cinturón de la silla se había metido debajo del asiento y sobre la base de la silla y estaba atorado. Era una botellita de vidrio y cuando el asiento bajó y encontró la resistencia de la botellita, ¡se quemó el fusible!  Y para mi sorpresa, la botellita ¡no se rompió! El problema era que yo estaba en la calle sola, la silla no se movía, yo no tenía un teléfono celular y ¡me estaba congelando! ¡No podía hacer nada! Lo bueno es que cuando hay alguna situación de tanta presión como ésta, yo me pongo en “modo de emergencia” y trato de resolver la situación a pesar de lo que pueda sentir. Así que inmediatamente pensé que necesitaba llamar a Vic a la oficina para que viniera a recogerme. El problema era que yo no tenía un teléfono celular para llamarlo. Gracias a Dios estaba al costado de la puerta del supermercado y había un teléfono público un poquito más allá en la vereda. El asunto era ¿cómo hacía para llegar al teléfono? Bueno, Dios me envió un “ángel”. Yo necesitaba ayuda. Justamente, un muchacho que trabajaba en la tienda estaba en su tiempo de descanso y estaba allí descansando. Le hablé, le expliqué lo que pasaba y le pedí que desenganchara los frenos de mi silla y que me empujara hasta el teléfono para poder llamar a Vic. Así lo hizo. El era de Argentina y fue fácil tener una conversación con él ya que teníamos cosas en común. Yo llamé a Vic y el salió de la oficina para ir a recogerme. El empleado de la tienda regresó a trabajar pero de vez en cuando venía a ver si yo necesitaba algo y así hasta que Vic vino.

Una vez que Vic finalmente llegó, hacía mucho más frio y desafortunadamente my silla electrónica no entraba en nuestro auto así que Vic me tuvo que empujar hasta el departamento y éstas sillas son ¡realmente pesadas! Pero no había ninguna otra salida. Cuando llegamos, Vic les pidió ayuda a los vecinos para empujarme arriba de la colina y hacerme entrar al departamento donde yo podía llamar a alguien que viniera a arreglar mi silla al día siguiente. Después tuvo que regresar a la tienda a recoger el auto. Y todo regreso a lo normal.

Creo que nunca había experimentado el sentirme tan impotente antes de esto. Hay momentos en la vida cuando nos sentimos así. La vida escapa a nuestro control, no entendemos que está pasando ni porqué y no sabemos qué hacer. Sentimos que todo ha terminado y por un momento sentimos que no hay nada que podamos hacer para cambiar nuestra situación. Deseamos tener alguna forma de resolver las cosas pero no hay ninguna. Desesperadamente tratamos de hacer cosas y éstas fallan, empujándonos más abajo dentro de la impotencia. Yo aprendí una lección muy poderosa ese día, la cual sigo aplicando ahora y lo he hecho a través de los años cada vez que he pasado por estas situaciones en cualquier área de mi vida.

Para comenzar, ¡que no cunda el pánico! Pon tu confianza en el Señor y busca sabiduría. Después, busca soluciones y si es necesario, pide ayuda. Aprende a tomar precauciones, la próxima vez no pongas tu bolsa de compras allí, y ¡siempre lleva un celular para emergencias! Me dije a mi misma y así lo he hecho. Por último, si hay una situación que realmente no tiene una forma de que tú la resuelvas, dále tus cargas al Señor y afírmate. Espera por Su liberación. El siempre estará contigo.

Nos vemos la próxima semana!

21 de junio de 2010

La Silla

Durante la primera semana en el departamento, no me era posible salir debido a las gradas en la entrada. Conseguimos un carpintero para que hiciera una rampa y una pequeña plataforma directamente en frente de la puerta para que yo tuviera un lugar donde dar la vuelta y salir y entrar de frente antes de que la inclinación comenzara. Fue una buena construcción que sobrevivió la lluvia, la nieve y también el sol abrasador en el verano durante todo el tiempo en que estuvimos allí. Y probablemente ¡todavía sigue en uso! Aquí esta una imagen de la rampa. En la izquierda de la fotografía se puede ver (un poco oscuro) un muro que estaba sosteniendo tierra y plantas, justo en frente de nuestra puerta y nuestra ventana.

Todavía no teníamos muebles y Vic usaba un cajón de plástico para sentarse y usábamos la mesita de mi silla de ruedas como nuestra mesa de comedor. Nos prestamos algunos platos y ollas de la mamá de Vic y comenzamos a cocinar allí.  Era divertido comenzar a hacer estas cosas. Muy pronto trajimos algunos de los muebles antiguos de Vic y compramos algunos nuevos, así como nuestros utensilios de cocina. Yo sabía cocinar, aún cuando no solía hacerlo regularmente cuando estaba en Lima. No tenía tiempo ni la necesidad ya que siempre tuve alguien que me atendiera. Primero mi mamá y luego tuve a una empleada quien me ayudaba haciendo todos los quehaceres domésticos.  Aquí podía cocinar si es que adaptaba todo a la altura correcta para que yo pudiera alcanzar las cosas que necesitaba para poder hacerlo.  Así que organizamos las cosas lo mejor que pudimos. ¡Señor! ¡De hecho extrañaba a mi empleada para que me ayude con los quehaceres! (Bueno, la extrañaba a ella también. Yo la quería como a una hija).  Pero este era mi trabajo ahora y todo lo que puedo decir es que aprecié más que nunca todo lo que mi familia y ella hicieron por mí diariamente.

Un día, cuando visitábamos a la mamá de Vic, vi un comercial en televisión acerca de una silla de ruedas motorizada y cuanta independencia puede brindar a alguien como yo con una discapacidad.  Yo las había visto en Canadá hacia años atrás pero nunca tuve una. Este parecía el mejor tiempo de mi vida para tener una.  Estas sillas cuestan mucho dinero pero son también el tipo de equipo médico que una póliza de seguro médico cubre y yo estaba asegurada por el seguro médico de Vic provisto por su empleador, así es que, que mejor oportunidad que ésta de tratar de conseguirla. Así es que pedí un video y una demostración personal en casa.  Días después, fueron a nuestro departamento y nos enseñaron todas las funciones de la silla. Era muy buena, ¡impresionante! Pero decidimos que queríamos buscar y ver otras opciones. Así lo hicimos y encontramos una silla aún mejor! Aquí estoy bajando la entrada de autos con mi mamá:

La silla tenía más que suficiente estabilidad para bajar la empinada entrada que teníamos. Nos dieron la demostración y yo la pude probar! Fue grandioso! Pero yo estaba realmente asustada tratando de bajar la entrada de autos, pero era seguro. La compañía de seguros pagó la silla después de que mi doctor les envió la información que probaba que tengo una razón médica para tener una silla como ésta. Nosotros pagamos una mínima tarifa de los miles de dólares que costó. Gracias a Dios por Su provisión!

Un par de semanas después más ó menos, me entregaron mi silla nueva. No puedo siquiera explicar cuan emocionante fue ésa experiencia.  Aprender a manejar la silla dentro de mi departamento fue muy fácil para mí. La silla me dió una libertad que nunca había experimentado en mi vida anteriormente, excepto cuando aprendí a manejar auto muchos años atrás  por supuesto, pero esa es una historia diferente.

La nueva silla me dio la habilidad de moverme mucho más rápido alrededor de mi casa y también de cargar cosas con una mano y manejar la silla con la otra, lo cual realmente no puedes hacer con una silla manual, necesitas tus dos manos para manejar. También, una de las mejores funciones que la silla tenía era un elevador de asiento. Podía subir y alcanzar cosas que normalmente no estaban a mi alcance como algo en el botiquín del baño o repostero de la cocina.  Después de un tiempo corto de aprender a controlar la silla bien adentro de la casa, fui a explorar mi pequeña ciudad. Al principio, le pedía a Vic que bajara conmigo la entrada de autos para que no me asustara tanto y hasta que me acostumbrara a la sensación de bajar en una inclinación tan empinada como ésa. Creo que nunca me deshice completamente del temor de bajar. Sólo me acostumbré a hacerlo a pesar de él. Pero bajé y salí  por aquí y por allá y fue ¡maravilloso!

Con mi silla podía ir a sitios diferentes, teníamos bancos y supermercados y tiendas y otros lugares. Yo acostumbraba a ir a comprar víveres, al banco ó a la farmacia. No teníamos muchas veredas pero por lo menos las calles más importantes las tenían así como los centros comerciales de alrededor. Teníamos dos. Ir a estos lugares me hacía sentir bien. Tener la capacidad de hacer todas estas cosas por mi misma cuando Vic estaba trabajando o con él cuando íbamos a pasear juntos o a hacer algo alrededor del vecindario era una fuente de gozo para mí. Me hizo apreciar las cosas simples de la vida que nunca hice por mi misma antes y estaba agradecida de que siempre tuve alguien que las hiciera por mí. Estas experiencias me hicieron apreciar la vida en un nivel diferente, en las cosas más simples y pude darme cuenta de que no debemos tomar las cosas por sentadas.


¡Volveré con más la próxima vez!

10 de junio de 2010

El Departamento

¡Al fin! Después de dos meses viviendo en el motel, un día a la hora de almuerzo fuimos a ver un departamento con un corredor de inmuebles y aunque no era perfecto, era lo suficientemente bueno para establecer nuestro primer hogar. Era un edificio en una colina y habían 4 tiendas pequeñas en el primer piso en el frente y 4 departamentos de un dormitorio en el segundo piso en la parte de atrás. La única manera de llegar a los departamentos de arriba era una escalera desigual de piedra y cemento ó la entrada de autos que era muy empinada y tenía una área plana en la parte de arriba, en donde uno podía estacionar el auto temporalmente. 
Se veía algo así…


El área plana arriba era la única manera en que yo podía llegar al departamento, pero era suficientemente grande para que yo pudiera salir del auto y entrar al departamentor. Además de esto, habían dos escalones bien altos en la puerta, el corredor de inmuebles y Vic me cargaron adentro esta primera vez, pero si nos gustaba el departamento podríamos instalar una rampa en la entrada así que ese obstáculo podía ser remediado fácilmente.

Una vez que entramos, vimos una habitación bien grande que tenía una refrigeradora, una estufa y un lavadero. Esa era la sala, el comedor y el área de la cocina, 3 en uno. Era lo suficientemente grande como para que las tres áreas entraran allí. Después había un pequeño pasillo que llevaba al baño y ¡yo podía atravesar la puerta! ¡¡yupi!!  Pero no podía mirar al lavadero de frente, estaba en el costado izquierdo al lado de la puerta así que yo tenía que acercarme ¡de costado! Luego el siguiente cuarto era el dormitorio.  Era grande y tenía un pequeño ropero vestidor. Eso era todo. Nos gustó. Era cómodo y estaba a buen precio así que decidimos alquilarlo. Pensando: “por un año no está mal”. Estaba bien para comenzar en ese momento, dejaríamos el motel y entonces más adelante cuando el contrato se terminara buscaríamos algo mejor. Nunca nos imaginamos que estaríamos allí durante los siguientes ¡5 años!

Finalmente llegó el día, fuimos al departamento en la mañana con nuestro equipaje. El corredor de inmuebles ayudó a Vic para que yo entrara, nos dio las llaves y se fue. Vic se fue para la oficina ya que no le quedaban más días de vacaciones y yo me quedé en el departamento vacío para esperar por el único mueble que teníamos en ese momento. Era una cama nueva que iban a traer de la tienda. Después de la entrega, no había nada más que hacer, no había televisión, no teníamos teléfono todavía, no podía salir… La única cosa que teníamos allí era una radio grabadora portátil que tocaba CDs y algo para leer. Pero en tantas horas uno se aburre y no sabe que más hacer.  De hecho, comencé a absorber la realidad ese día.

Ese era el momento de dar una mirada a mi vida y a cuanto había cambiado en tan corto tiempo.  Había pasado los últimos diez años de mi vida rodeada de gente que habría valorado tremendamente el pasar solamente diez minutos hablando conmigo.  Gente que me respetaba, buscaba mi consejo y quería estar alrededor mío.  Mucha gente, cientos. Siendo uno de los pastores de una congregación de 7,000 miembros, yo era popular, todos me conocían ya que solía predicar con regularidad a aproximadamente 900 personas a la vez. Daba clases a grupos entre 20 a 100 alumnos por grupo. Y como consejera atendía alrededor de 15 personas por semana en privado en mi oficina. En muchos momentos en el curso de mi vida, he experimentado como se siente estar rodeado de gente y soledad interiormente.  Hasta el día en el que le abrí mi corazón al Señor en 1979. Entonces supe que nunca me sentiría sola otra vez, independientemente de tener gente alrededor mío o no.  Ahora estaba sola en un departamento vacio, pero de seguro no me sentía sola.

Estábamos el Señor y yo, necesitábamos hablar. Yo había estado orando, Vic y yo también orábamos juntos. Pero con todo el movimiento y la agitación, yendo a diferentes lugares y cosas así, Dios y yo no tuvimos ese tiempo especial de reflexión para poner las cosas en perspectiva. Esta era mi gran oportunidad de hacer eso. Lo primero de lo que me di cuenta fue que de alguna manera este país se sentía como mi hogar. Era algo extraño que sintiera eso ya que acababa de dejar el lugar donde nací y crecí. Pero ésta era una sensación diferente de pertenencia; supongo que podría ser lo que uno llama un “llamado”. Yo sólo sé que cuando abrí mi corazón a Jesús, estaba en Canadá, y ahora estando en Nueva York casi dos décadas después, Norteamérica se sentía como mi hogar.  Yo creo que Dios tiene un propósito en traerme a los Estados Unidos que va mas allá que estar casada con Vic.

La segunda cosa que me di cuenta fue que toda la gente que me había rodeado ya no estaba allí, se fue junto con mi popularidad.  Aquí, no era la popular, nadie me conocía y no había nadie con quien hablar excepto con mi esposo. ¡Ni siquiera usaba el mismo apellido que tenía en Perú! Así que realmente era como empezar una nueva vida, una nueva identidad…  Estas cosas de las que me di cuenta eran interesantes, quizá crearon un poquito de incertidumbre, pero era bueno conocerlas para que pudiera comprender mi nueva realidad, aceptarla y comenzar a vivir esta nueva vida sabiendo que como una nueva hoja en blanco en la historia de mi vida, comenzaba a ser escrita mientras yo sigo adelante con mi Señor guiándome y con mi esposo a mi lado.

Cuando haya un cambio en tu vida como el que yo tuve, detente, evalúa la situación, acepta tu realidad y continúa adelante.  Yo deseo para ti que también le abras tu corazón al Señor para que no tengas que pasar por eso solo.

Gracias por leer mi blog, nos vemos la próxima semana.


2 de junio de 2010

La Galería

El centro comercial donde solía ir se llamaba “La Galería”. Yo pasé varias tardes allí después de esa primera vez de la que estaba contando en mi última publicación. Solíamos ir allí a comer cuando no íbamos a visitar a la familia de Vic. Viviendo todavía en el motel, descubrimos que la comida en el área de comida era de mejor calidad, tenía más opciones y era más económica que la comida original para llevar que habíamos estado comiendo, ese era ahora nuestro lugar para comer. Si algo recordamos con cariño como un platillo que no hemos comido desde que salimos de Nueva York es “Pollo a la Bourbon” del Bourbon Café. Ellos cortaban el pollo en cubos pequeños, marinados en bourbon (whiskey) y cocinados en la parrilla. ¡Eran deliciosos! Y eran bastante inteligentes para atraer a la clientela. Ponían a una persona con una bandeja de este pollo maravilloso con palitos de dientes y se paraba en el corredor delante de los mostradores de comida por donde la gente pasaba mirando para ver que comida vendían y les regalaban muestras gratis. Una vez que lo probaban, eran atrapados y sabían exactamente que comerían esa noche. En todos los viajes que hemos hecho a través de los Estados Unidos, no hemos encontrado este pollo de nuevo, en ningún lugar. Sería bueno regresar un día ¡sólo para probarlo otra vez!

En otra tarde en que me quedé en La Galería, Vic y yo nos íbamos a encontrar en un lugar llamado Auntie Anne’s (De la tía Ana), allí preparaban pretzels frescos delante tuyo. Así que íbamos a comer un pretzel allí pero como la tienda era un mostrador, no tenia sillas disponibles para sentarse a comer temporalmente siquiera, así que Vic me llevó a las bancas para el público que tenían en La Galería para cualquiera que quisiera descansar, para así poder tener las manos libres para recoger nuestro pedido.  El se fue a la tienda a recoger nuestra orden y yo me quede esperando en las bancas. De repente, de la nada, un hombre apareció y se sentó en una de las bancas y me preguntó si me podía ayudar. Esto no tenía sentido porque yo no estaba haciendo nada como para necesitar ayuda. Simplemente estaba allí esperando a Vic. Así es que le dije: “no gracias”, no dándole ninguna importancia a la situación. Y añadí: “ahí está viniendo mi esposo” y miré en la dirección en que Vic venía con los pretzels y una bebida. Apenas el hombre vio a Vic que venía, desapareció más rápido de lo que apareció. Vic estaba muy intranquilo porque el percibió peligro cuando vio a este hombre cerca a mí. Y estaba listo para deshacerse de él,  pero no tuvo la oportunidad porque el hombre ya no estaba allí para cuando Vic llego. Era de hecho extraño que Vic sintiera de esa manera porque él es muy amigable y normalmente él hubiera saludado a un extraño si es que era una situación normal, pero él sintió que no lo era.

Al principio, sinceramente, yo pensé que Vic estaba exagerando y que quizás estaba un poco celoso y realmente pensé que no había peligro involucrado. Pero después de pensarlo, me di cuenta de que era realmente sospechoso que este hombre desapareciera tan pronto como supo que mi esposo venia. Y pensé que si sus intenciones eran buenas, se hubiera quedado y hubiera saludado a mi esposo como otra gente lo hubiera hecho. Los americanos en general, son muy amistosos y si te pueden ayudar en la calle de alguna manera, lo hacen.

Ahora, mirando hacia atrás, tengo una perspectiva más profunda acerca de esto. Primeramente, recuerdo que cuando salí de Lima, solo teníamos un solo centro comercial grande y era casi nuevo, el Jockey Plaza. Así que estar en una tienda grande en Lima significaba quizás una tienda de departamentos como Sears que cambio su nombre a Saga cuando Sears se fue. Y el ambiente es totalmente diferente al que hay en un centro comercial en los Estados Unidos. Tú no estás solo allí, aún si vas solo porque no es tan grande como un centro comercial es aquí. Y siempre hay otra gente que va a comprar alrededor tuyo aparte de los vendedores. Así que de hecho ésa era la primera vez en que yo era confrontada con una situación como esa y nunca se me ocurrió que había un peligro potencial allí. Ahora, después de que he vivido aquí por años, se que los centros comerciales son uno de los lugares en donde gente malvada busca a la próxima víctima de cualquier crimen que estén planeando cometer. Ya sea robo o secuestro de un menor o tráfico de drogas, estas cosas pueden ocurrir en un centro comercial regular en Estados Unidos. Por favor no te asustes. Crímenes ocurren en todo lugar y en cualquier lugar del mundo, dentro de tiendas o afuera en las calles y eso no significa que ocurrirán todo el tiempo y que debemos conseguirnos un buen seguro para la puerta y quedarnos en casa ¡por el resto de nuestras vidas! No, los centros comerciales son en general, bastante seguros, tiene guardias que trabajan para ellos que patrullan el edificio y el área de parqueo. También, debido a que hay una gran cantidad de gente que va a los centros comerciales, eso ayuda también ya que de alguna manera se cuidan unos a otros. Pero es bueno tener los ojos bien abiertos y ser razonablemente cuidadoso porque, desafortunadamente, no todos tienen buenas intenciones. Ésa fue mi lección esa noche.

En mi próxima publicación estaré compartiéndote como finalmente encontramos nuestro departamento y nos mudamos. Allí fue donde una nueva fase de la historia comenzó.



24 de mayo de 2010

El Centro Comercial

Tuvimos que ser creativos mientras seguíamos buscando departamento pare establecer nuestra residencia. Yo no podía estar en el cuarto del Motel por tanto tiempo todos los días. No había a donde ir y en poco tiempo, después de hacer todo lo que puedes hacer, se vuelve muy aburrido en una situación como ésa. Obviamente, yo no podía ir a la oficina de Vic todos los días a esperarlo y así es como se nos ocurrió que de vez en cuando me podía quedar en el centro comercial en la tarde y alternaríamos mis “lugares de espera” para mantenerme entretenida y activa, hasta que tuviéramos una situación más normal.

Así que un día en que almorzamos en el centro comercial, decidimos que yo me quedaría allí y Vic me recogería después del trabajo. Esto puede ser que suene como una situación muy normal para ti, pero para mi era una aventura increíble. La razón era que yo nunca había estado sola en un lugar público como éste ¡en toda my vida! Cuando estaba en Lima, siempre tuve alguien conmigo cuando salía de mi casa. Necesitaba ayuda para empujar mi silla. No tenía suficiente fuerza para manejar mi silla por largas distancias. Mayormente porque la polio afecto mi brazo izquierdo desde el hombro hasta el codo, quería decir que la mayoría del esfuerzo para manejar la silla estaba puesto sobre el brazo derecho y simplemente no tenía suficiente fuerza.  Además, en Miraflores, no habían rampas en las esquinas de las veredas, excepto en la Avenida Larco, que es el área comercial y yo necesitaba subir y bajar las veredas para poder cruzar la calle. No lo podía hacer por mi misma. Solo me movilizaba por mi misma dentro de mi casa o en el trabajo pero nunca afuera. Así que estar en el centro comercial sola, era algo tremendo para mí.

Los pisos en el centro comercial eran tan lisos y brillantes, no habían escalones ni lugares con diferentes elevaciones, así que no tuve mayores problemas manejando mi silla. Solo que me movía muy despacio, pero después de todo, tenia horas para explorar y hacer lo que quisiera así que, ¡que importaba! Tenía 41 años y me sentía como una adolescente yendo sola al centro comercial por primera vez. Estaba maravillada y algo asustada al mismo tiempo. Este era un lugar de exploración y también un reto. Era emocionante!

El centro comercial tenía tres pisos y un ascensor de vidrio para subir y bajar y la escalera mecánica. Comencé en el primer piso, después de que Vic y yo encontramos los baños y los teléfonos públicos para asegurarnos de que yo podía alcanzar el teléfono para poderlo llamar mas tarde. (No teníamos celulares en ese tiempo). Estos teléfonos públicos en el centro comercial estaban en una pared y tenían separadores entre ellos. Habían cuatro teléfonos y solamente uno estaba a la altura que yo podía alcanzar. Este era el teléfono “accesible” para personas con discapacidades. El hecho de que aquí en los Estados Unidos hay tantas cosas que son accesibles para personas con discapacidades es algo maravilloso. Ahora ya estoy acostumbrada, pero entonces estaba realmente impresionada y disfrutando cada vez que descubría algo que era accesible para mí! Te hace sentir que tú cuentas también, como cualquier otra persona cuenta.
Desafortunadamente, en mi país no teníamos esta clase de acceso a servicios regulares y aun edificios. Por lo menos, no en el tiempo en que yo vivía allí.  Me dicen que ahora, las cosas están cambiando y están prestando mucha más atención a estas cosas.  En gran parte gracias al maravilloso trabajo del congresista peruano con una discapacidad física, Michael Urtecho Medina. Puedes leer su blog aquí: http://congresistamichaelurtechomedina.blogspot.com/

De regreso a mi historia, después de encontrar estos importantes servicios, Vic se fue y yo comencé mi aventura. La primera vez miré algunas tiendas y boutiques. No muchas ya que pasaba un tiempo en cada una. Solo estaba mirando, no haciendo compras pero me gusta ver los detalles y comparar precios cuando lo hago. Cuando iba a tiendas de departamentos podía pasar todo mi tiempo en una sola tienda ya que son tan grandes. Recuerdo cuando fui a Sears y tenían una oferta de chaquetas impermeables. Nunca tuve una, nunca necesite una realmente porque en Lima prácticamente no llovía y cuando llovía era sólo como en los Estados Unidos le llamarían una pequeña garúa, así que un impermeable ¡sería demasiado! Pero yo estaba en Nueva York y yo sabía que allí si llueve y ya había visto lluvia un par de veces, así que pensé que sería una buena idea tener uno, solo que el verano ya estaba al llegar y no estaba segura si valía la pena comprarlo en esa época del año. Pero antes de comprar llame a Vic pare preguntarle su opinión. Y cuando le pregunte el me dijo que sí, que sería una gran idea. Entonces le dije las dudas que tenía para comprarlo en ese momento por causa del verano y él me dijo: “aquí llueve todo el tiempo” y yo dije “¿aún en el verano?” y el empezó a reír y reír y me dijo “si, ¡aún en el verano!” Fue un momento gracioso, pero honestamente, me dió una sensación rara en el estómago porque el verano es la estación que me gusta más y en Lima nunca llovía en el verano (excepto cuando la corriente del “El Niño” esta activa). Y eso me puso triste porque en ese momento me dí cuenta de que ciertas cosas iban a ser muy diferentes para mí por el resto de mi vida. Y yo era inocente y nueva en tantas cosas en que necesitaba aprender y adaptarme, pero estaba bien, así debía ser. “Una vez que te montas en el caballo, ¡sigue galopando!”

16 de mayo de 2010

Vida de Motel y Comida

¡No lo puedo creer! Cuantos días pasaron y no saqué mi publicación para que tú la leas.  Hay tantas cosas que hacer y la vida parece que se me pasa como un auto en una carrera de velocidad…

Después de una semana, llegó el tiempo de mudarnos a un lugar más económico así que una noche en medio de la semana, después de que terminamos de empacar a las 2 de la madrugada, salimos del departamento-hotel. Vic tuvo que hacer dos viajes en la lluvia solamente para poder transportar el equipaje, las bancas y en el segundo viaje a mí y la silla de ruedas. Al día siguiente él tenía que ir a trabajar…

Debes estar preguntándote a que “bancas” me estoy refiriendo, bueno hay bancas para transferirse de una superficie a otra, que son fabricadas especialmente para que las personas discapacitadas las usen en el baño. Ya que no puedo caminar, ni siquiera ponerme de pie, tengo que usar estas bancas para la ducha y hacer otras cosas que uno hace en el baño. Y si es que te estás preguntando porque no puedo caminar, la versión realmente pequeña de la historia es que me dió polio cuando era una bebé de siete meses, así que desde entonces, en el tiempo en que ya estaba comenzando a dar mis primeros pasos, no he podido caminar. He vivido toda mi vida en una silla de ruedas y esa es la historia.

Nos mudamos a un motel en Nueva York, en el Condado de Westchester. En este lugar tuvimos solo un cuarto con un microondas. No había cocina, no mini sala o mini comedor. Esto quería decir que no podíamos cocinar, el microondas servía para calentar cosas realmente. Sin tener platos u otros utensilios de cocina o una mesa, no podíamos hacer mucho así que teníamos que salir a comer ó pedir comida para que nos la traigan. Pero qué cosa puedes ordenar realmente?  Hay solamente dos cosas que te traen, comida china o pizza ( y yo no iba a comer pizza con regularidad…).

Una vez a la semana íbamos a visitar al hermano de Vic y su cocinera nos servía una comida agradable y también podíamos usar su lavadora y secadora. El fue muy generoso con nosotros y trataba de ayudarnos lo más que podía. Alguna otra noche nos íbamos a visitar a la mama de Vic allí cocinábamos y compartíamos la comida los tres. Era agradable.  Pero la mayoría de los días éramos sólo Vic y yo en nuestra rutina normal.

Vic se iba a trabajar en la mañana y yo me quedaba adaptándome al nuevo ambiente otra vez. Con esto quiero decir adaptándome a la posición diferente de las bancas de acuerdo a las dimensiones del baño. Teníamos que considerar la altura de la cama en relación con mi silla de ruedas que debía ser la misma para que yo pudiera transferirme de la una a la otra por mi misma usando una tabla para transferencia como puente entre las dos. Y también tenía que considerar que tan suave era el colchón y cuanto me hundiría en él, ya que esto afectaría mi habilidad de transferirme de la silla a la cama y de regreso a la silla. Toda esta clase de cosas que probablemente tu nunca has notado ó ni has pensado en ellas siquiera, son cosas que yo tengo que considerar cada vez que me mudo, viajo, o aún si quiero pasar la noche en cualquier sitio que no sea mi casa.

A la hora de almuerzo, Vic traía algo de comer, almorzaba conmigo y volvía a la oficina.  Lo único que podía hacer en el cuarto era mirar televisión, orar o leer así que yo hacía todo eso hasta que el regresaba después del trabajo.  Entonces nos íbamos a comer a algún lugar u ordenábamos comida china.  Mientras tanto, seguíamos buscando departamento en las noches o en los fines de semana.  Algunas veces, íbamos a ver un departamento a la hora del almuerzo en una carrera contra el tiempo para que Vic pudiera regresar al trabajo y él me llevaba a su oficina y yo me quedaba en la cafetería de los empleados por el resto de la tarde mientras él terminaba de trabajar.

Esperar allí era divertido, de vez en cuando, Vic bajaba y me presentaba a alguno de sus compañeros de trabajo,  yo podía comprar un bocadito de las máquinas si quería y pasaba el tiempo escribiendo cartas a mis amigos en mi laptop. Como éste era un edificio bien grande con muchos empleados, la cafetería era bien grande así que no interrumpía a nadie. Algunas veces, Vic me escondía en la sala de conferencias en el segundo piso cuando nadie la estaba usando. Se suponía que yo no debía estar allí para evitar responsabilidad de ellos en caso de ocurrir un accidente. Allí podía hacer llamadas a Lima, Perú gratis… Resulta que ésta era una compañía de telecomunicaciones y hacer llamadas al extranjero era común para ellos, ya que ellos eran dueños de las líneas, no les costaba nada y los empleados podían hacer llamadas así que el jefe de Vic sabía que yo usaba el teléfono. Así yo conversaba con mis amigos y mi familia en Lima por largo tiempo mientras esperaba. ¡Era muy divertido!

Ir a la oficina de Vic funcionaba muy bien y yo no estaba en nuestro cuarto ¡todo el tiempo! Después del trabajo, íbamos al Centro Comercial de White Plains y cenábamos en el área donde vendían comida. Este centro comercial seria el escenario de mi próxima aventura.

Continuaremos la historia en mi siguiente publicación. Por favor deja tus comentarios al final de mis publicaciones; ¡me encantaría saber de ti! ¡Hasta la vista!



4 de mayo de 2010

Doce y Contando

Parece que fue ayer. Me baje del avión en una mañana fría en Febrero, hace doce años. Febrero es el mes más caluroso del verano en el Perú, por lo menos en Lima, donde yo nací. Parecía tan irreal sentir frío en ese momento en el aeropuerto de Nueva Jersey y más tarde en la noche, en el mini auto de mi esposo en que me sentía como si estuviera en la ¡heladera! ¡Eran 5 grados bajo cero! Nunca había experimentado esa clase de frío en ¡toda mi vida! Y mientras estaba sentada en el auto temblando y sintiendo el frío hasta los huesos, me preguntaba en qué clase de lío me había metido y si podría soportar ese clima por largo tiempo…

Allí me encontraba, recién casada, llegando a un nuevo país para empezar una nueva vida. Dejando atrás mi familia y mis amigos, mi iglesia, mi trabajo (que eran la misma cosa ya que yo era una Pastora Asociada allí). Logros y fracasos…muchos recuerdos. Nuevo idioma, nuevas costumbres, nueva cultura…Era bastante que enfrentar a la vez. Pero Dios estaba conmigo. Solo me recordaba a mí misma “El está conmigo”, le hablaba un poco y todo estaba bien otra vez.

Tan pronto como estuvimos en el aeropuerto después de que mis papeles de inmigración estaban en orden y me preguntaron qué nombre quería usar oficialmente en los Estados Unidos y yo respondí “Alicia Gentile”, nos fuimos.  Mi mami, que viajo conmigo, se fue con mi hermano y su esposa a su casa, y yo me fui a mi casa con mi esposo Vic. Casa para nosotros en esta etapa temprana de nuestro matrimonio, era un departamento-hotel en Connecticut, casi a ¡dos horas de distancia del aeropuerto! Este viaje en auto me mostro cuán grandes son las distancias aquí y que pesados se me harían estos largos viajes en auto a los que no estaba acostumbrada. En Lima, yo vivía en un distrito llamado Miraflores, y también trabajaba allí y hacia todo lo demás allí, así que el más largo tiempo que normalmente pasaba en un auto era a lo mucho veinte minutos. Y en el verano, si quería ir a mi playa favorita, era solo un viaje de cuarenta minutos. Asi que por lo menos durante los seis primeros meses viviendo en los Estados Unidos, me parecía que la vida se me pasaba en el auto, así de largos me parecían los viajes.

El mini departamento era bastante cómodo, completamente equipado y hasta podía cocinar en la cocinita que teníamos. Vic tenía que ir a trabajar, asi que yo me quedaba allí acostumbrándome a mi nuevo ambiente, aunque no nos quedamos allí por largo tiempo, una semana si recuerdo bien. Estábamos allí solamente porque el departamento que Vic iba a alquilar para nosotros, fue tomado por otra persona en el último minuto antes de que él viajara a Lima para casarse conmigo, aunque el ya había hecho el trato y todo. Ahora, encontrar un departamento que sea accesible para una silla de ruedas no es una tarea fácil en ningún lugar, pero en los suburbios de Nueva York, donde Vic trabajaba, era ¡realmente difícil! La razón es que las construcciones son antiguas y no están al día con las nuevas regulaciones que facilitan acceso para una silla de ruedas. Lo interesante es que habían varios departamentos que aparecían en las listas como accesible para sillas de ruedas, y lo eran, todas los cuartos y las puertas excepto por una, ¿cuál crees? La puerta del baño! ¿Cómo se les ocurre? En algunos de ellos Vic entraba en el departamento que le estaban enseñando y pasaba por delante del corredor de inmuebles dirigiéndose hacia el baño sólo para medir la puerta porque si no era la medida correcta, eso era un gran problema, no importaba cuan bonito y espacioso fuera el resto del departamento, no servía para nosotros.

Así es como llegamos a este departamento-hotel.

La historia continuará en mi siguiente blog.