Hola, gracias por venir a leer mi blog. Quiero compartir contigo mi historia desde cuando vine a vivir a los Estados Unidos con una discapacidad fisica y como Dios ha sido mi Fortaleza a travez de todo lo que he pasado. El ha sido fiel. Espero que las lecciones que he aprendido en mi camino te inspiren y ayuden a vivir “Dia tras Dia” en tu camino.

24 de mayo de 2010

El Centro Comercial

Tuvimos que ser creativos mientras seguíamos buscando departamento pare establecer nuestra residencia. Yo no podía estar en el cuarto del Motel por tanto tiempo todos los días. No había a donde ir y en poco tiempo, después de hacer todo lo que puedes hacer, se vuelve muy aburrido en una situación como ésa. Obviamente, yo no podía ir a la oficina de Vic todos los días a esperarlo y así es como se nos ocurrió que de vez en cuando me podía quedar en el centro comercial en la tarde y alternaríamos mis “lugares de espera” para mantenerme entretenida y activa, hasta que tuviéramos una situación más normal.

Así que un día en que almorzamos en el centro comercial, decidimos que yo me quedaría allí y Vic me recogería después del trabajo. Esto puede ser que suene como una situación muy normal para ti, pero para mi era una aventura increíble. La razón era que yo nunca había estado sola en un lugar público como éste ¡en toda my vida! Cuando estaba en Lima, siempre tuve alguien conmigo cuando salía de mi casa. Necesitaba ayuda para empujar mi silla. No tenía suficiente fuerza para manejar mi silla por largas distancias. Mayormente porque la polio afecto mi brazo izquierdo desde el hombro hasta el codo, quería decir que la mayoría del esfuerzo para manejar la silla estaba puesto sobre el brazo derecho y simplemente no tenía suficiente fuerza.  Además, en Miraflores, no habían rampas en las esquinas de las veredas, excepto en la Avenida Larco, que es el área comercial y yo necesitaba subir y bajar las veredas para poder cruzar la calle. No lo podía hacer por mi misma. Solo me movilizaba por mi misma dentro de mi casa o en el trabajo pero nunca afuera. Así que estar en el centro comercial sola, era algo tremendo para mí.

Los pisos en el centro comercial eran tan lisos y brillantes, no habían escalones ni lugares con diferentes elevaciones, así que no tuve mayores problemas manejando mi silla. Solo que me movía muy despacio, pero después de todo, tenia horas para explorar y hacer lo que quisiera así que, ¡que importaba! Tenía 41 años y me sentía como una adolescente yendo sola al centro comercial por primera vez. Estaba maravillada y algo asustada al mismo tiempo. Este era un lugar de exploración y también un reto. Era emocionante!

El centro comercial tenía tres pisos y un ascensor de vidrio para subir y bajar y la escalera mecánica. Comencé en el primer piso, después de que Vic y yo encontramos los baños y los teléfonos públicos para asegurarnos de que yo podía alcanzar el teléfono para poderlo llamar mas tarde. (No teníamos celulares en ese tiempo). Estos teléfonos públicos en el centro comercial estaban en una pared y tenían separadores entre ellos. Habían cuatro teléfonos y solamente uno estaba a la altura que yo podía alcanzar. Este era el teléfono “accesible” para personas con discapacidades. El hecho de que aquí en los Estados Unidos hay tantas cosas que son accesibles para personas con discapacidades es algo maravilloso. Ahora ya estoy acostumbrada, pero entonces estaba realmente impresionada y disfrutando cada vez que descubría algo que era accesible para mí! Te hace sentir que tú cuentas también, como cualquier otra persona cuenta.
Desafortunadamente, en mi país no teníamos esta clase de acceso a servicios regulares y aun edificios. Por lo menos, no en el tiempo en que yo vivía allí.  Me dicen que ahora, las cosas están cambiando y están prestando mucha más atención a estas cosas.  En gran parte gracias al maravilloso trabajo del congresista peruano con una discapacidad física, Michael Urtecho Medina. Puedes leer su blog aquí: http://congresistamichaelurtechomedina.blogspot.com/

De regreso a mi historia, después de encontrar estos importantes servicios, Vic se fue y yo comencé mi aventura. La primera vez miré algunas tiendas y boutiques. No muchas ya que pasaba un tiempo en cada una. Solo estaba mirando, no haciendo compras pero me gusta ver los detalles y comparar precios cuando lo hago. Cuando iba a tiendas de departamentos podía pasar todo mi tiempo en una sola tienda ya que son tan grandes. Recuerdo cuando fui a Sears y tenían una oferta de chaquetas impermeables. Nunca tuve una, nunca necesite una realmente porque en Lima prácticamente no llovía y cuando llovía era sólo como en los Estados Unidos le llamarían una pequeña garúa, así que un impermeable ¡sería demasiado! Pero yo estaba en Nueva York y yo sabía que allí si llueve y ya había visto lluvia un par de veces, así que pensé que sería una buena idea tener uno, solo que el verano ya estaba al llegar y no estaba segura si valía la pena comprarlo en esa época del año. Pero antes de comprar llame a Vic pare preguntarle su opinión. Y cuando le pregunte el me dijo que sí, que sería una gran idea. Entonces le dije las dudas que tenía para comprarlo en ese momento por causa del verano y él me dijo: “aquí llueve todo el tiempo” y yo dije “¿aún en el verano?” y el empezó a reír y reír y me dijo “si, ¡aún en el verano!” Fue un momento gracioso, pero honestamente, me dió una sensación rara en el estómago porque el verano es la estación que me gusta más y en Lima nunca llovía en el verano (excepto cuando la corriente del “El Niño” esta activa). Y eso me puso triste porque en ese momento me dí cuenta de que ciertas cosas iban a ser muy diferentes para mí por el resto de mi vida. Y yo era inocente y nueva en tantas cosas en que necesitaba aprender y adaptarme, pero estaba bien, así debía ser. “Una vez que te montas en el caballo, ¡sigue galopando!”

16 de mayo de 2010

Vida de Motel y Comida

¡No lo puedo creer! Cuantos días pasaron y no saqué mi publicación para que tú la leas.  Hay tantas cosas que hacer y la vida parece que se me pasa como un auto en una carrera de velocidad…

Después de una semana, llegó el tiempo de mudarnos a un lugar más económico así que una noche en medio de la semana, después de que terminamos de empacar a las 2 de la madrugada, salimos del departamento-hotel. Vic tuvo que hacer dos viajes en la lluvia solamente para poder transportar el equipaje, las bancas y en el segundo viaje a mí y la silla de ruedas. Al día siguiente él tenía que ir a trabajar…

Debes estar preguntándote a que “bancas” me estoy refiriendo, bueno hay bancas para transferirse de una superficie a otra, que son fabricadas especialmente para que las personas discapacitadas las usen en el baño. Ya que no puedo caminar, ni siquiera ponerme de pie, tengo que usar estas bancas para la ducha y hacer otras cosas que uno hace en el baño. Y si es que te estás preguntando porque no puedo caminar, la versión realmente pequeña de la historia es que me dió polio cuando era una bebé de siete meses, así que desde entonces, en el tiempo en que ya estaba comenzando a dar mis primeros pasos, no he podido caminar. He vivido toda mi vida en una silla de ruedas y esa es la historia.

Nos mudamos a un motel en Nueva York, en el Condado de Westchester. En este lugar tuvimos solo un cuarto con un microondas. No había cocina, no mini sala o mini comedor. Esto quería decir que no podíamos cocinar, el microondas servía para calentar cosas realmente. Sin tener platos u otros utensilios de cocina o una mesa, no podíamos hacer mucho así que teníamos que salir a comer ó pedir comida para que nos la traigan. Pero qué cosa puedes ordenar realmente?  Hay solamente dos cosas que te traen, comida china o pizza ( y yo no iba a comer pizza con regularidad…).

Una vez a la semana íbamos a visitar al hermano de Vic y su cocinera nos servía una comida agradable y también podíamos usar su lavadora y secadora. El fue muy generoso con nosotros y trataba de ayudarnos lo más que podía. Alguna otra noche nos íbamos a visitar a la mama de Vic allí cocinábamos y compartíamos la comida los tres. Era agradable.  Pero la mayoría de los días éramos sólo Vic y yo en nuestra rutina normal.

Vic se iba a trabajar en la mañana y yo me quedaba adaptándome al nuevo ambiente otra vez. Con esto quiero decir adaptándome a la posición diferente de las bancas de acuerdo a las dimensiones del baño. Teníamos que considerar la altura de la cama en relación con mi silla de ruedas que debía ser la misma para que yo pudiera transferirme de la una a la otra por mi misma usando una tabla para transferencia como puente entre las dos. Y también tenía que considerar que tan suave era el colchón y cuanto me hundiría en él, ya que esto afectaría mi habilidad de transferirme de la silla a la cama y de regreso a la silla. Toda esta clase de cosas que probablemente tu nunca has notado ó ni has pensado en ellas siquiera, son cosas que yo tengo que considerar cada vez que me mudo, viajo, o aún si quiero pasar la noche en cualquier sitio que no sea mi casa.

A la hora de almuerzo, Vic traía algo de comer, almorzaba conmigo y volvía a la oficina.  Lo único que podía hacer en el cuarto era mirar televisión, orar o leer así que yo hacía todo eso hasta que el regresaba después del trabajo.  Entonces nos íbamos a comer a algún lugar u ordenábamos comida china.  Mientras tanto, seguíamos buscando departamento en las noches o en los fines de semana.  Algunas veces, íbamos a ver un departamento a la hora del almuerzo en una carrera contra el tiempo para que Vic pudiera regresar al trabajo y él me llevaba a su oficina y yo me quedaba en la cafetería de los empleados por el resto de la tarde mientras él terminaba de trabajar.

Esperar allí era divertido, de vez en cuando, Vic bajaba y me presentaba a alguno de sus compañeros de trabajo,  yo podía comprar un bocadito de las máquinas si quería y pasaba el tiempo escribiendo cartas a mis amigos en mi laptop. Como éste era un edificio bien grande con muchos empleados, la cafetería era bien grande así que no interrumpía a nadie. Algunas veces, Vic me escondía en la sala de conferencias en el segundo piso cuando nadie la estaba usando. Se suponía que yo no debía estar allí para evitar responsabilidad de ellos en caso de ocurrir un accidente. Allí podía hacer llamadas a Lima, Perú gratis… Resulta que ésta era una compañía de telecomunicaciones y hacer llamadas al extranjero era común para ellos, ya que ellos eran dueños de las líneas, no les costaba nada y los empleados podían hacer llamadas así que el jefe de Vic sabía que yo usaba el teléfono. Así yo conversaba con mis amigos y mi familia en Lima por largo tiempo mientras esperaba. ¡Era muy divertido!

Ir a la oficina de Vic funcionaba muy bien y yo no estaba en nuestro cuarto ¡todo el tiempo! Después del trabajo, íbamos al Centro Comercial de White Plains y cenábamos en el área donde vendían comida. Este centro comercial seria el escenario de mi próxima aventura.

Continuaremos la historia en mi siguiente publicación. Por favor deja tus comentarios al final de mis publicaciones; ¡me encantaría saber de ti! ¡Hasta la vista!



4 de mayo de 2010

Doce y Contando

Parece que fue ayer. Me baje del avión en una mañana fría en Febrero, hace doce años. Febrero es el mes más caluroso del verano en el Perú, por lo menos en Lima, donde yo nací. Parecía tan irreal sentir frío en ese momento en el aeropuerto de Nueva Jersey y más tarde en la noche, en el mini auto de mi esposo en que me sentía como si estuviera en la ¡heladera! ¡Eran 5 grados bajo cero! Nunca había experimentado esa clase de frío en ¡toda mi vida! Y mientras estaba sentada en el auto temblando y sintiendo el frío hasta los huesos, me preguntaba en qué clase de lío me había metido y si podría soportar ese clima por largo tiempo…

Allí me encontraba, recién casada, llegando a un nuevo país para empezar una nueva vida. Dejando atrás mi familia y mis amigos, mi iglesia, mi trabajo (que eran la misma cosa ya que yo era una Pastora Asociada allí). Logros y fracasos…muchos recuerdos. Nuevo idioma, nuevas costumbres, nueva cultura…Era bastante que enfrentar a la vez. Pero Dios estaba conmigo. Solo me recordaba a mí misma “El está conmigo”, le hablaba un poco y todo estaba bien otra vez.

Tan pronto como estuvimos en el aeropuerto después de que mis papeles de inmigración estaban en orden y me preguntaron qué nombre quería usar oficialmente en los Estados Unidos y yo respondí “Alicia Gentile”, nos fuimos.  Mi mami, que viajo conmigo, se fue con mi hermano y su esposa a su casa, y yo me fui a mi casa con mi esposo Vic. Casa para nosotros en esta etapa temprana de nuestro matrimonio, era un departamento-hotel en Connecticut, casi a ¡dos horas de distancia del aeropuerto! Este viaje en auto me mostro cuán grandes son las distancias aquí y que pesados se me harían estos largos viajes en auto a los que no estaba acostumbrada. En Lima, yo vivía en un distrito llamado Miraflores, y también trabajaba allí y hacia todo lo demás allí, así que el más largo tiempo que normalmente pasaba en un auto era a lo mucho veinte minutos. Y en el verano, si quería ir a mi playa favorita, era solo un viaje de cuarenta minutos. Asi que por lo menos durante los seis primeros meses viviendo en los Estados Unidos, me parecía que la vida se me pasaba en el auto, así de largos me parecían los viajes.

El mini departamento era bastante cómodo, completamente equipado y hasta podía cocinar en la cocinita que teníamos. Vic tenía que ir a trabajar, asi que yo me quedaba allí acostumbrándome a mi nuevo ambiente, aunque no nos quedamos allí por largo tiempo, una semana si recuerdo bien. Estábamos allí solamente porque el departamento que Vic iba a alquilar para nosotros, fue tomado por otra persona en el último minuto antes de que él viajara a Lima para casarse conmigo, aunque el ya había hecho el trato y todo. Ahora, encontrar un departamento que sea accesible para una silla de ruedas no es una tarea fácil en ningún lugar, pero en los suburbios de Nueva York, donde Vic trabajaba, era ¡realmente difícil! La razón es que las construcciones son antiguas y no están al día con las nuevas regulaciones que facilitan acceso para una silla de ruedas. Lo interesante es que habían varios departamentos que aparecían en las listas como accesible para sillas de ruedas, y lo eran, todas los cuartos y las puertas excepto por una, ¿cuál crees? La puerta del baño! ¿Cómo se les ocurre? En algunos de ellos Vic entraba en el departamento que le estaban enseñando y pasaba por delante del corredor de inmuebles dirigiéndose hacia el baño sólo para medir la puerta porque si no era la medida correcta, eso era un gran problema, no importaba cuan bonito y espacioso fuera el resto del departamento, no servía para nosotros.

Así es como llegamos a este departamento-hotel.

La historia continuará en mi siguiente blog.